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Dicen que si eres afortunado, puedes contar a tus amigos con los dedos de una mano… Si eso es cierto, yo soy en verdad afortunado, porque necesito las dos manos para contarlos. Y no sólo eso, ellos son personas en los que en verdad puedo confiar, mis secretos y mi vida misma.

Eso me recuerda algo que siempre me ha dicho mi padre: “Un amigo nunca te dará la ayuda que la familia puede darte en momentos difíciles, así que nunca le des la espalda a tu familia por los amigos”. Es triste porque el nunca conoció una amistad de verdad.
Irónicamente mi familia se esfuerza a diario en demostrarme que uno solo de mis amigos vale más que todos ellos.

Cada uno de nosotros somos distintos, muy distintos, ninguno se dedica a lo mismo (ni siquiera los dos que estudiaron filosofía). Pero esas diferencias no nos separan, sino que arman “cálidos” debates cada vez que nos encontramos.

La distancia y la falta de tiempo nos han ido separando. Hemos tomado nuestros caminos, pero no por eso nos dejamos de extrañar. Lo que La Fuerza unió no se separa tan fácil.

Quiero que este blog sea una forma de acercarnos, sin tener que invertir demasiado tiempo, una opción para los “muy ocupados”. Tratemos de que esto se convierta en un medio que rompa la distancia que hay entre nosotros.

No se trata de ser tan profundos, no siempre tenemos que buscar el significado de la vida (aunque eso nos encanta), queremos estar en contacto, sentirnos juntos de nuevo.