miércoles, 7 de mayo de 2008

Felicidades Dox

     A Dox lo conocí en primero se secundaria.
     Ya habíamos hablado antes, pero nada importante. Todo sucedió gracias a un trabajo en equipo.

     Teníamos que hacer una exposición del sistema solar. Luego de ponernos de acuerdo, hicimos dos cosas: sacar una ampliación a unas fotos a color que tengo de los 9 planetas (muy hermosas) y hacer una maqueta a ESCALA.
     Las fotos nos hizo el favor de ampliarlas su mamá y nos salió en un ojo de la cara. La maqueta la hicimos entre todos, en una tabla que pintamos de negro e hicimos los planetas con medias bolas de unicel. Las distancias estaban más o menos a escala y los planetas eran del color de las fotos. A mi me toco acabarla y mi familia me ayudó. Lo único que faltaban eran las lunas.
     Esa noche yo le puse sus 16 lunas a Júpiter, sus 15 a Saturno y sus no recuerdo cuantas a Urano y Neptuno. Que por cierto es una mamada, porque ahora son 63 de Júpiter, 60 de Saturno y hasta Plutón tiene 3.

     Bueno, yo las puse porque tenían que estar ahí si queríamos que fuera real la maqueta, ya saben lo literal que soy. Pero cuando lo vio Dox dijo que se veía muy feo, los planetas estaban todos llenos de puntos blancos, cosa que hoy le doy la razón. Se las quitó casi todas.
     Para el día de la presentación yo se las había vuelto a poner, porque había convencido a todos los demás del equipo que me apoyaran. Dox esperó impaciente… y cuando faltaban 5 minutos, cuando me volteé, las arrancó en un ataque de histeria estética.
     Ya no podía hacer nada, dimos la exposición con la maqueta cercenada.

     Maldito Dox, maldito maldito maldito Dox. Lo odio. Pero juré vengarme…

     Volví a su casa, con el pretexto de ir por cosas mías que habíamos usado para la exposición. Pero yo buscaba la forma de vengarme, no se, romperle algo, hacerle un hoyo negro (como en mi casa) y sólo enterarme de su punto débil.
     Fui varios días, él me invitaba olvidado de la deuda pendiente y sin darse cuenta que invitaba al enemigo a comer cereal y platicar hasta muy noche.

     Y él enemigo no se daba cuenta que estaba formando amistad con quién odiaba. Gran error, oh no, todo se perdió ahí. Para cuando me di cuenta, ya éramos dos mugres (ninguno era uña) y maruchan’s house era mi segundo hogar.

     Que gran amistad.

     Felicidades Dox. Como quiera que te esté llendo.

No hay comentarios: