No puedo decir otra cosa, sólo ¡Gracias! Gracias a los que estuvieron ahí (y a los que no, sé que sus razones tuvieron, y las respeto) gracias a ustedes queridos amigos por ser mis pacientes escuchas en todo este terrible trance. Sólo puedo agradecer a Dios por darme unos amigos cómo ustedes, por sus palabras, consejos, regaños, y hasta sus insultos… los quiero tanto.
Todos saben lo que ha pasado (excepto Héctor que está en gringolandia y Borland que me queda también algo lejos), todos han oído alguna de las versiones de esta nefasta novela, pocos son los que han oído ambas; hay un triste y un tanto masoquista recuento en mi blog por cierto. Aún no estoy segura de lo que pasará con esta historia, aún no sé lo que me depara el futuro, yo sé lo qué quiero, lo qué siento, y comienzo a saber nuevamente quién soy, pero no estoy tan segura de lo que piensa, siente o imagina Gabriel, supongo que nunca más tendré alguna certeza respecto a él.
Sólo quería dejar aquí algunas líneas para agradecerles que sean mis amigos, por aceptarme como amiga y no solamente como la “novia de”, por su cariño y sus preocupaciones, por sus palabras y su apoyo.
Siempre están en mi corazón…
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